Relatos – Rubber Ending Story

Rubber Ending Story

Capitulo I

Mirando por la ventanilla, Lina divisó una plantación de cítricos. Al vivir siempre en la ciudad, no estaba acostumbrada a ver semejantes espacios abiertos y le llamó la atención. Mientras que Carl, que era un asiduo a viajero, manejaba bastante distraído sin atender al paisaje circundante.

Como amigos que eran, y tras una muy breve relación en la universidad donde estudiaban, se habían sincerado mutuamente y revelado sus gustos por el latex y algunas prácticas médicas. Desde entonces, solían frecuentar fiestas temáticas y eventos con otros aficionados en la escena fetichista local.

Con la época de vacaciones a punto de comenzar, Carl había reservado hacía mas de un mes un verano completo de Spa muy inusual a través de un aviso en la red. El Spa quedaba en las afueras de la ciudad y ofrecía un servicio muy llamativo. Algo que inmediatamente lo sedujo y que le pareció podría interesar también a su amiga Lina, dos meses de retiro de meditación y aislamiento en latex.

 Pasaron más de dos horas de viaje y algunas vueltas en círculo para que finalmente arribaran al predio. Siendo ya el atardecer, estacionaron su auto en el lote de visitas y se presentaron en el Hall. Allí una recepcionista vestida con un elegante traje de secretaria totalmente de latex les recibió amablemente y tomó sus datos, luego les ofreció pasar a la sala de ingreso para que esperasen hasta que un asistente los llevara a sus habitaciones.

 Sentados en un cómodo sillón de latex, ojearon algunas revistas y bromearon sobre lo bizarro del lugar hasta que la puerta se abrió y sobresaltados, vieron aparecer una figura de apariencia  femenina totalmente enfundada en latex. Su rostro inexpresivo estaba cubierto por una máscara de latex cuyos ojos eran lentes espejados, no había apertura para la boca, sino que tenía un mordillo inflable inserto que la llenaba completamente y del cual salía un pequeño tubo de goma que iba hacia una especie de mochila en su espalda. De los orificios nasales también salían dos tubos de goma, los cuales, uno a cada lado del rostro también iban a parar allí.

Esta extraña figura totalmente silenciosa les hizo un ademán de recibimiento y les señaló que la siguiesen. Carl y Lina del asombro pasaron a la curiosidad. Yendo tras los pasos de la asistente, vieron que la mochila que llevaba en la espalda era parte integral del traje que la cubría y de la cual salían todas las mangueras y conectores que iban a distintas zonas de su cuerpo.
Otra cosa que les llamó la atención era que los movimientos de su cuerpo de tanto en tanto parecían poco naturales.

El largo corredor por el que iban era totalmente blanco y sus paredes de latex, de una apariencia estéril como la de una clínica. Caminaron unos cuantos metros y llegaron a un ascensor amplio. La puerta se abrió y la asistente les indicó que subiesen.

Para la sorpresa de Carl y Lina, lejos de ir hacia arriba a una supuesta habitación de hotel, el ascensor descendió rápidamente una cantidad indefinida de pisos hasta que se detuvo.

Se abrieron las puertas y otras dos asistentes idénticas a la que los acompañaba los esperaban junto al ascensor. Se bajaron pero la primer asistente permaneció en el ascensor, esté cerró sus puertas y quedaron frente a frente con las nuevas asistentes.

Cada una de ellas los asió del brazo gentil pero firmemente y los condujeron a una especie de habitación, en donde un monitor estaba prendido y en el cual podía verse a una persona de mediana edad, de aspecto amable pero austero. Se presentó a ellos como el Sr Max Blend, gerente y creador del Spa. Esa imagen no era una grabación sino una proyección en vivo,
Fue entonces que les dijo:
“Sean bienvenidos Carl y Lina. Como habrán visto ya, este Spa es todo menos usual. Espero que la apariencia de las asistentes no les inquiete demasiado. Así como las ven, estas  adorables chicas son muy profesionales en su trabajo”.
“Durante el tratamiento -prosiguió- experimentarán un aislamiento total. Esto, para algunos de nuestros clientes resulta una experiencia única y mas de uno se ha hecho fanático al punto tal que incluso algunos hoy trabajan con nosotros. Nos enorgullece decir que la mayoría vuelve regularmente”.

Carl y Lina se distendieron un poco al oir estas palabras, ya que al principio las cosas les habían inquietado un poco.
Al terminar las presentaciones, el Sr Blend les comunicó que el programa de Spa que habían contratado requería que cada uno fuera por su lado y que al finalizar el mismo se reencontrarían de nuevo.
Fue así que Lina saludó a Carl y se retiró de la habitación del brazo de la asistente 1 y Carl salió a su vez del brazo de la asistente 2.

Lina llegó a otra habitación que parecía una especie de vestuario con lockers y bancos. La asistente 1 siempre en silencio le indicó que pusiera todas sus cosas en el locker 25 y luego hizo un además para que se quitara la ropa. Lina, sintió un poco de vergüenza pero prosiguió.

La asistente le señaló las duchas y Lina comprendió que era el primer paso para empezar el tratamiento. Al salir, se secó bien con una toalla y advirtió que la asistente 1 tenía ahora en sus manos una bata de latex para ella. Se la puso y anudo en la cintura. Luego la asistente 1 acercó una silla de ruedas que estaba a un costado y le ordenó sentarse en ella. Lina lo hizo y enseguida sintió cómo deslizaban una máscara de latex en su cabeza, sin abertura para ojos o boca. Quedó en total oscuridad y silencio, sintiéndose un poco incómoda. La asistente empujó la silla de ruedas y trasladó a Lina por el Corredor…

 Mientras tanto, Carl estaba en otro vestuario pasando por una situación similar. Ya sentado en su silla de ruedas le excitó sentir la máscara de latex adherida a su cara. Se dijo a si mismo: “Esto va a ser genial!”.
Lina no sabía dónde estaba ahora, producto de no poder ver. En algún lugar la silla se detuvo y sintió que dos personas la hacían pararse y le quitaban la bata.

El ambiente era cálido y no sentía frío, un marcado aroma a latex perfumaba el lugar. Esas manos invisibles de latex le ayudaron a caminar unos pasos y luego la recostaron en una camilla o algo parecido. Sin aviso alguno sintió que apoyaban una mascarilla en su rostro y el siseo de un gas que rápidamente le hizo perder la conciencia….

Carl por su parte, había pasado por una situación similar, pero en su caso, le fue removida la máscara y pudo ver que el nuevo sitio estaba lleno de dispositivos y aparatos médicos  electrónicos  A su lado había otra camilla en la que Lina yacía desnuda durmiendo. El gas también siseo y pronto lo que veía se desdibujó a su alrededor.

 Tanto Carl como Lina fueron colocados en sendas cápsulas horizontales cerradas. Éstas se abrían en dos y permitían colocar una persona en su interior. Llevaban puestas mascarillas  firmemente sujetas al rostro que les permitían respirar a través de tubos desde el exterior.

Sus cuerpos encerrados allí fueron pasados por una serie de lavados y enjuagues automáticos, que no solo eliminaron cualquier germen, sino que además removieron todo cabello de su cuerpo. Claramente, esta parte del tratamiento no les había sido mencionada, sobre todo a Lina. El proceso concluyó con un secado con aire caliente.

De vuelta en la camilla, sus cuerpos fueron untados con un gel especial y luego enfundados en catsuits de latex de una sola pieza, del cuello a los pies cubiertos enteramente. Los únicos orificios visibles estaban en la zona genital y anal. Ni Lina ni Carl sabían entonces que ese gel al curar adhería el latex a la piel.

Poco a poco ambos fueron recobrando la conciencia y se encontraron un poco mareados sentados en una especie de sillas de examinación, atados y enfundados en latex. En la escena había ahora cuatro asistentes, dos para cada uno.

Comenzaron con Lina. Con ayuda de la silla, separaron sus piernas atadas. Una asistente siempre silenciosa untó su dedo índice con lubricante y lo introdujo en el ano de Lina, quien sintió vergüenza al ver que Carl podía ver la escena. Si bien Lina tenía experiencias anales, no le convencía del todo que fuera un espectáculo para viesen otros. El dedo lubricó su esfinter anal y a continuación, la asistente introdujo un tapón anal con suaves terminaciones metálicas en la punta. Este tapón tenía dos tubos de goma que pasaban a través de él, permitiendo el ingreso y egreso de líquidos. Una vez en posición la asistente pinceló ligeramente el extremo visible del tapón y lo pegó al catsuit de Lina, quedando adherido en segundos. Luego con ayuda de un bombeador manual lo infló a su tamaño definitivo, haciendo que Lina soltase un pequeño gemido al sentir la dilatación.

A continuación la asistente procedió a insertarle un cateter a través de la vagina, que a pesar de su esfuerzo porque no se notara ya estaba bastante húmeda por la exitación. Lina sintió cómo el balón inflable quedaba trabado detrás de su esfinter impidiendo que se saliera. Ahora ya no tenía control de su vejiga. El tubo de goma que sobresalía estaba temporalmente cerrado en su extremo y sirvió de guía para enhebrar un enorme dildo con terminales metálicas que fue insertado en su vagina, llenándola por completo. La asistente una vez mas pinceló el extremo del dildo con latex líquido y lo unió con firmeza al catsuit, que a esta altura formaba una segunda piel perfecta y totalmente adherida a su cuerpo.  Mientras esto ocurría, Carl en su silla de examinación era sometido a un predicamento similar.

Se dió cuenta que la razón para comenzar con Lina era la de lograr en él una erección firme para facilitar las tareas que vendrían. Muy a su disgusto, le fue insertado un tapón anal con terminales metálicas y también un cateter a través del pene. El último tramo del catéter era rígido con terminaciones metálicas y al salir quedaba sujeto por medio de un anillo por detrás del glande, lo que rigidizaba aún mas la ya sólida erección de Carl e impedía que declinase. La asistente pintó todo el conjunto con latex liquido dejandole un reluciente falo negro de latex. Carl no podía creer lo que veía y sintió deseos incontenibles de acabar pero no podía. 

En la otra silla, Lina ahora estaba ya muy excitada, no solo la situación se había vuelto muy erótica y extraña, sino que además al moverse lo poco que le permitían sus ataduras, los insertos la estimulaban por dentro y no pudo evitar que sus pezones se pusieran firmes. Esto fue aprovechado por la asistente para frotarlos ligeramente e insertarle pequeños capuchones de goma en los mismos, de los cuales salían cables. Fueron pegados con latex líquido para dejarlos en posición.

 El siguiente paso fue común a ambos, la colocación de una máscara de latex bastante más compleja que la inicial, pero primero les fue colocado un mordillo anatómico de latex negro en la boca que forzaba a abrirla en forma de “O”. Este modillo tenía a su vez un tubo de goma pasante. Su forma hacía que la lengua y dientes tuviesen su cavidad exacta haciéndolo quedar fijo e impidiendo su expulsión. Otra asistente les insertó tapones en los oídos de los que salían cables, por lo que Lina y Carl  dedujeron que eran tambien una especie de audífonos.

Finalmente les deslizaron con mucho cuidado las máscaras en posición, eran de latex grueso y presionaban el rostro firmemente. Tenían una abertura para la boca y los ojos y de la nariz salían dos pequeños y largos tubos de goma que entraban unos centímetros.

Terminada la fase de preparación, Lina y Carl se sentían muy extraños pero excitados, totalmente cubiertos de latex, sin poder hablar u oir bien, eran ahora dos perfectas esculturas de latex. Fue entonces que se dieron cuenta que ahora ellos se parecían mucho a las asistentes que los habían transformado, lo que los hizo dudar por primera vez de la verdadera intención de este Spa.

Con ayuda de las asistentes fueron puestos de pie. Les fueron colocados gruesos corsets de latex que ceñían la cintura considerablemente. Carl se hubiera negado rotundamente de no ser porque no podía moverse mucho pues los efectos del gas aún estaban presentes. A Lina, en cambio le pareció muy sexy para ella ya que estaba acostumbrada a usarlos. Los corsets tenían al frente una cajita pequeña de la cual salían multitud de conectores. en el caso de Carl, el corset se extendía hacia abajo y sujetaba su erecto pene de latex contra su vientre, ocultándole parcialmente su prominente y para él vergonzosa erección.

Luego, dos asistentes sacaron de una estantería dos mochilas rígidas más o menos rectangulares, muy parecidas a las que llevaban puestas ellas mismas. Las asistentes las pintaron con latex líquido en la cara anatómica que reproducía la forma de la espalda y procedieron a adherirlas a las espaldas ahora  de latex de Carl y Lina. El adhesivo actuó en segundos y pasaron a formar parte de sus trajes. Sintieron enseguida el peso de algunos kilos agregados, pero eran soportables.

Luego como un enjambre las cuatro asistentes parecieron revolotear a su alrededor, conectando y ajustando multitud de tubos y conectores. Los catéteres, los tubos de la nariz, los estimuladores de pezón, el tubo de la boca, todos iban a parar a distintas partes de la mochila trasera. A su vez de la mochila salían algunos cables planos a modo de cinturón se conectaban a la cajita al frente del corset. Carl y Lina no sabían que les había sido instalada la mochila de mantenimiento de vida y el controlador central que regularía todas sus funciones de ahora en más.

Por el momento lo que sentían era asombro, mucha excitación y un poco se ansiedad, ya que si bien Mr Blend les había explicado que esos procedimientos eran parte del tratamiento del Spa y que no importa cuan extraños se viesen, no debían preocuparles demasiado, en algún punto no estaban del todo seguros. De cualquier forma, Carl y Lina se hicieron señas, muecas y bromas mientras las asistentes terminaban de hacer las conexiones.

Nuevamente los sentaron en las sillas de examinación, pero sin atarlos y esta vez las cosas se pondrían realmente extrañas. Sin muchas explicaciones, les colocaron unos lentes espejados que no permitían ver con claridad el exterior y sellaban completamente contra la máscara. Tenían también conexiones de cables a la mochila.

El primero en sentir un cambio fue Carl, una asistente presionó algunos botones en el controlador central de Carl e inmediatamente una oleada de estimulación invadió sus genitales y próstata. Carl, que ya venía con una carga erótica muy grande por toda la situación apenas pudo resistir el descomunal orgasmo que se desató y fue como un estallido de placer en su mente. No tuvo tiempo de pensar a donde iría su semen, que fue colectado por los tubos y almacenado en su mochila. La estimulación no se detuvo y Carl llevó instintivamente sus manos a su pene tratando de entender qué estaba ocurriendo, pero una y otra vez se eyaculó sin control, dejándose caer finalmente en la silla totalmente ausente del entorno.

Mientras tanto, Lina no entendía lo que le ocurría a Carl y pensó que solo era un haragán al verlo recostarse en su silla. Sin embargo un instante después sintíó vibraciones simultáneas en su ano, vagina, clítoris y pezones y oleadas de placer extremo le impídieron seguir pensando en eso. Toda la excitación acumulada en ella estalló en mil orgasmos.

Lina llevó instintivamente sus manos a sus pezones de latex, sujetando firmemente los conectores como  queriendo quitarlos para deternerlos, pero fue inútil pronto ella también perdió noción de lo que pasaba y su cuerpo se recostó en la silla, ausente de todo.

Pasado un rato de intensa estimulación, que pareció infinito para ambos, las lentes espejadas se oscurecieron, dejándolos a oscuras. Enseguida frente a sus ojos comenzaron a aparecer imágenes de rubberótica de personas enfundadas en latex, al tiempo que los tapones auditivos reproducían el sonido de esas imágenes. Ni Carl ni Lina tenían forma de evitar mirar lo que se proyectaba ante sus ojos sino solo brevemente al cerrar los párpados, pero rápidamente volvían a quedar perdidos en la las imágenes que envolvían todo su campo visual.

Ni Carl ni Lina notaron al principio que los tubos nasales que les permitían respirar, salían de la mochila a sus espaldas, que filtraba el aire exterior y le inyectaba un intenso aroma a latex, haciendo que solo pudiesen oler ese aroma y nada más. Lo mismo ocurría con el mordillo en sus bocas, que las llenaba completamente y sus lenguas solo podían sentir el sabor del latex.

Casi 5 horas después, en algún punto Carl y Lina cayeron dormidos exhaustos de placer. Se  durmieron viendo imágenes sin darse cuenta siquiera. Las estimulaciones cesaron mientras dormían pero no así los sonidos.
Horas despues Carl fue el primero en despertar, y al hacerlo, inmediatamente la estimulación comenzó un nuevo ciclo. Dada la intensidad y continuidad de la estimulacion, la cantidad de semen en sus eyaculaciones ya era escasa, pero no así sus orgasmos, que habían ido creciendo en intensidad hasta límites que jamás había conocido. Pronto cayó exhausto de nuevo.

Lina por su lado, despertó en algún momento y las vibraciones en sus pezones le hicieron acabar casi instantáneamente. si bien ella usualmente no se excitaba visualmente, las contínuas imágenes de rubberótica habían empezado a hacer su efecto y la combinacion de aroma, sabor, sonido e imagen del latex calo profudo en su mente, no pudiendo evitar dejarse  llevar.

De tanto en tanto, una ola de alimento líquido era inyectada en sus bocas a través del tubo de goma en el mordillo, por lo que nunca sentían hambre, ni tampoco la necesidad de ir al baño ya que los catéteres y enemas colectaban los líquidos hacia la mochila y regulaban sus esfinteres totalmente.

No supieron exactamente cuánto tiempo paso desde la última vez que sus conciencias tuvieron  noción de la situación, pero fue cada vez mas difícil para sus mentes apartarse del estado estimulativo que les era inducido. Cada sensación, cada oleada orgásmica se había transformado en una constante que ocupaba todos sus pensamientos.

Hubo un momento en que Lina creyó estar acomodando mochilas de soporte de vida y otro en que Carl se vió colocando un catéter en alguien, pero no estuvo seguro de si fue un sueño, una realidad o una fantasía.

Habían sido transformados en asistentes del Spa, exactamente iguales a las que ellos habían visto durante sus propias transformaciones. Sus cuerpos ahora eran dirigidos mediante el control estimulativo de sus trajes y sus mentes en muy poco tiempo entrenadas para responder unicamente a estimulos erógenos, Incapaces de prestar atención a nada mas.

Capítulo II

El sonido de un clic y una luz que cubrió todo su campo visual llamaron la atención del otrora servicial asistente 24, lentamente imágenes cada vez mas nitidas y de naturaleza relajante fueron reemplazando las anteriores y generando un cierto nivel de concentracion en él. Hubo un tiempo de inactividad en que el asistente 24 fue adquiriendo conciencia hasta que logró darse cuenta de que las estimulaciones y la erotizacion habian cesado por completo. Fue entonces que despertó en una habitación con luz tenue. Estaba en una cómoda cama, su cuerpo aun cubierto de latex, pero no asi su cabeza.

Miró a su alrededor y vió a su lado otra cama en donde una mujer de cabello corto dormía plácidamente. No sabía bien por qué pero sentía que la conocía de algún modo.

Dos días después el asistente 24 y la asistente 25 fueron sometidos al proceso de normalización corporal, que consistía en quitarles los dildos, tapones y catéteres para volver a la normalidad. Fueron colocados en camillas y sedados ligeramente. Luego les adosaron respiradores y los colocaron en sendas cámaras similares a las de limpieza automática. En estas cámaras el adhesivo se disolvió con los lavados  separando el catsuit de latex de la piel y permitiendo luego retirarles las prendas.

A continuación les retiraron los dildos y catéteres para comenzar el proceso de normalización de esfínteres. Al despertar, se vieron vestidos con batas de latex sueltas, sus cuerpos ya no eran de latex y solo tenian algunas marcas rojizas en la entrepierna.

Poco  a poco el asistente 24 fue recordando situaciones y recuperando la memoria, hasta que una tarde se levantó exaltado y gritó:
– Yo soy Carl!!! -.
Miró a su lado y una exaltada mujer le dijo:
– Oh si!, has vuelto! Al fin!, yo desperté hace días pero no me has reconocido hasta ahora! – .
Él la miró y haciendo un ademán con el dedo, dijo:
– Lina!! -.
Corrieron a encontrarse entre las camas y se abrazaron. Aun no entendían nada de la situación. Fue entonces que tocaorn la puerta y un hombre de mediana edad de aspecto amable pero austero entró sonriendo.
– Ah, mis amigos!, veo que ya están en fase de estabilización, muy bien muy bien!!.-.
Carl y Lina lo señalaron con el dedo y dijeron:
– Ud!, ud es.., es…, Max Blend!!-.

-En efecto, muy bien, muy bien! – Respondió el y continuó:
– Verán, han pasado por el tratamiento de nuestro Spa con total exito. Han asimilado (y espero disfrutado)  perfectamente la terapia de aislamiento y retornado sin problemas a su estado normal de conciencia. Qué les parece?.
Ambos se quedaron mirándolo atónitos.
– Tratamiento de Spa?- dijeron.

– Claro!, uds solicitaron una profunda sesión de meditación estimulativa y eso le hemos proporcionado. Los llevamos a un estado inducido que nos permitió a su vez entrenarlos y emplearlos como asistentes de nuestro Spa.
Uds saben – prosiguió -. Que los cupos aqui son muy limitados, y por las características únicas del concepto, es difícil hallar personal idóneo y dispuesto a realizar estas tareas. Es así que solemos mantener un staff jerárquico muy reducido  y la mayoría de los asistentes son reemplazados por los nuevos clientes -.

– Pero, ud nos hizo trabajar?- Interrumpió Lina.

– Bueno, nadie les cobró la estadía aquí sino que se les pidió un depósito para fines legales. De hecho uds se pagaron la estadía con su trabajo de asistentes sin darse cuenta y estoy seguro que lo disfrutaron, ja, ja, ja. Es mas, de hecho en este momento hay una pareja de clientes que uds transformaron cuando eran asistentes y los reemplazaron en sus tareas -.

Carl y Lina no saíían de su asombro. Por un lado les parecía descabellada la idea de emplear a los clientes pero por el otro, el Sr Blend había cumplido con todo lo que había prometido. Mas allá de alguna jaqueca leve, ninguno de los dos recordaba mucho de lo ocurrido pero sentían que lo habian pasado de maravilla.

Dos días mas tarde, ya recuperados tomaron sus cosas y procedieron a partir. Al salir, en el Hall saludaron al Sr. Blend y le preguntaron a la recepcionista qué dia era, ésta sonrió y dijo:
– Bienvenidos de nuevo!, saben, esa es la pregunta que todos me hacen al salir! – Dijo con natural  entusiasmo – Pues verán han pasado 2 meses desde que llegaron, justo a tiempo, como siempre -.

Carl y Lina, salieron del Spa en silencio y no volvieron a mediar palabra por el resto del viaje de regreso. Lo que había pasado les era aún demasiado incomprensible como para poder siquiera entenderlo y se juraron que quedaría como un secreto entre ellos.

Mientras el auto se alejaba, Max Blend parado en la puerta de entrada miró el auto y dijo a la recepcionista:
– Sé que volverán Stacy…., una vez que lo prueban, siempre vuelven y tú lo sabes mejor que nadie….-

Copyright 2002
By Dewoitine

(*) Rubberótica: Es una expresión en inglés tal vez equivalente a pornografía fetichista del latex o imágenes eróticas con latex.

Una respuesta to “Relatos – Rubber Ending Story”

  1. Federico Says:

    Guauuu
    Me gusto mucho

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