Capitulo 9

[Cap 9]

Luego de cinco días, Vera sonrió al ver a Maurice, completamente asimilado como Yegua-3. Había sido sometido a intensas sesiones de entrenamiento como látex ponygirl y conectado sistemáticamente al dispositivo inversor, donde se le inducían fantasías femeninas que lenta pero inexorablemente habían surtido efecto sobre él. Ya no rechazaba ni el entrenamiento ni la vestimenta, ni su rol, sino todo lo contrario. Sumado a ello, habían recolectado una importante cantidad de su semen que servía para recargar a Ivette.
Esa mañana, al despertar, Maurice se levantó de su cama y se vistió rápidamente, poniéndose su vestido de mucama de látex sobre el catsuit que le cubría el cuerpo mientras Vera lo miraba desde la puerta. Ni bien terminó, se paró firme junto a ella en silencio.
Vera tomó un mordillo de látex en forma de O y se lo fijo en la boca. Luego con su fusta, nalgueó ligeramente a Maurice quien de inmediato se puso en marcha sobre sus botas de ballet.
Al llegar a la habitación de Vera, ésta le dijo:
– Quiero mi habitación reluciente para dentro de una hora, cuando termines, espérame aquí mismo-. Y se retiró.
Maurice fue hasta el cuarto de lavado y tomó los enseres de limpieza y se dispuso a limpiar la habitación. Completamente en silencio acomodó y barrió hasta que terminó. Luego se quedó parado allí a la espera de Vera.

Casi media hora después apareció Vera en la puerta. Estaba vestida con un fino catsuit de látex transparente, sobre él un corset underbust de látex negro, medias y portaligas negros y una máscara de látex con ojos y boca, todo coronado en un par de altísimas botas de taco.
Con su fusta inspeccionó la habitación y comprobó que estaba muy limpia, a pesar de su esfuerzo, no logró encontrar nada fuera de lugar. Mientras recorría dijo:
– Hmmh, eres muy obediente Yegua-3, así me gustan las yeguas-.
Maurice no dijo nada, seguía con su mordillo y su boca abierta en O.
Vera fue al placard y abrió un cajón, del que sacó un strap-on.
-Ven, ayúdame con esto-. Dijo Vera.
Maurice fue hacia ella y tomándolo con sus manos, procedió a colocárselo.

Primero bajó el cierre del catsuit de Vera, dejando al descubierto su vagina. Luego con ayuda de un poco de lubricante, le insertó el strap-on en la vagina, al tiempo  que Vera lo miraba. A continuación le ajustó las tiras en la cintura y finalmente el dildo quedó erguido y firme al frente.
Vera nalgueó a Maurice y lo llevó hasta el sillón, donde lo hizo sentarse. Luego, con  ayuda de su fusta le acercó el rostro hasta su dildo. Maurice sin dudarlo se lanzó hacia él  introduciéndolo en su boca totalmente con facilidad gracias al mordillo que llevaba puesto y comenzó a succionarlo. Este movimiento se transmitía a la vagina de Vera, quien comenzó a excitarse y sonreír. Disfrutaba tener al novio de Ivette sissyficado y haciendo todo lo que ella quería.
Un rato después, Vera fue por detrás de Maurice y comenzó a besarle el cuello mientras le pellizcaba los firmes pezones de látex. Maurice empezó a gemir. Vera siguió con sus manos, recorriéndole el cuerpo y excitándolo. Cuando sus dedos llegaron al clítoris siliconado de Maurice, éste comenzó a jadear, la sensación era muy intensa en su interior, sentía estimulación continua que iba creciendo y creciendo.
Vera, lo hizo ponerse de pie lo llevó hasta la cama, allí Maurice se recostó. A esta altura, él mismo masajeaba con una mano sus pezones de látex y con la otra en su clítoris, masturbándose.
Vera acarició y recorrió las piernas de Maurice, que aun tenía sus botas de ballet puestas. Suavemente, le hizo abrir las piernas. Maurice comenzó a gemir, expectante.
Ella se posicionó sobre él y recostándose, lo penetró por completo con su strap-on.
Los ojos de Maurice se abrieron de par en par y fueron elevándose mientras gemía.
Vera comenzó a moverse rítmicamente, bombeando y estimulando la vagina de Maurice, quien comenzó a gritar su placer a viva voz. Vera no se detuvo, penetrando cada vez con más fuerza.

Llego el punto donde Maurice se puso tenso, sintió una explosión en su interior y una ola imparable de éxtasis lo invadió, mientras Vera le acariciaba el rostro y le decía:
– Eres una zorra hermosa-.
Pareció pasar una eternidad de tiempo para Maurice.
Pero Vera no se detuvo más que un minuto y luego continuó moviéndose dentro de Maurice y éste no pudo creer lo que sentía. Otro orgasmo empezaba a formarse y explotó unos minutos después. Vera siguió haciéndolo acabar múltiples veces más hasta que un exhausto Maurice se quedó inmóvil en la cama.
Ella se levantó y sonriente y llamó a su asistente.
– Ya está listo, llévalo a la recámara y que se vista para la ocasión-. Le dijo.
Ivette había pasado los último 5 días visitando el establo y presenciando el entrenamiento de las ponygirls. Pero no le había sido permitido tener contacto físico con ellas ni con las mucamas. Lo único que podía hacer era verlas en sus sesiones. En su habitación tenía a disposición una gran pantalla donde podía verlas mientras tenían sexo entre ellas.
Con todo este condicionamiento, tenía un irrefrenable deseo de tener sexo con el nuevo Maurice y no deseaba esperar más. Sin darse cuenta había asimilado su nueva condición y ya le resultaba normal el tener una erección en presencia de una asistente que le atrajera o el desear masturbarse en su habitación. Pero lo principal, no podía esperar a ver al nuevo Maurice, transformado y feminizado como ella había fantaseado.

Pasado el mediodía Ivette se dirigió a almorzar al salón con vista al parque. Llevaba puesto un pantalón de equitación de látex gris, botas media caña y una remera polo blanca con detalles en azul. Ya en la mesa, la mucama tomó su orden y se retiró a la cocina. Unos minutos después oyó las puertas del comedor abrirse y apareció Vera, quien se acercó a la mesa y le dijo:
– Stud-1, que elegante estás!-.
– Tu crees?- respondió Ivette.
– Oh, si, tu nuevo cuerpo te sienta muy bien, has hecho estragos en mi sequito de ponygirls, créeme-. Replicó Vera y prosiguió:
– Mira, cuando llegue el momento del encuentro, es muy importante que no hagas ningún comentario a Maurice que le recuerde lo sucedido, será mucho mejor que sigas la corriente, de acuerdo?-.
– No hay problema, pero….cuando podré estar con él.., ejem, ella?-. Preguntó Ivette.
– Muy pronto!, ella está ansiosa de estar contigo-. Dijo Vera guiñándole el ojo y se retiró.

Al cabo de unos minutos, Ivette alzó la mirada y vio en la puerta a una mujer desconocida, era bastante alta, ataviada en un estupendo vestido de cóctel hecho de látex rojo. Su cuerpo estaba completamente cubierto de látex negro, incluso su rostro. Tenía el pelo rubio en dos trenzas, los labios pintados de rojo carmesí. Se acercó a la mesa y dijo:

– Hola guapo, le gustaría que lo acompañe?-.
Ivette la miró fijamente, su cuerpo era voluptuoso y sexy. El vestido dejaba ver debajo dos prominentes pechos y una diminuta cintura, pero su voz, aunque femenina le recordaba en algo a Maurice.
Ivette abrió los ojos y no pudo ocultar su sorpresa al descubrir quien era en realidad.
– Claro!, será un placer compartir este almuerzo linda-. Respondió Ivette tratando de hacer mas grave su voz y siguió – Por cierto, me presento, yo soy el Mr. Stud, y ud. Señorita?-.
– Oh, encantada, yo soy Miss Mare (*) -. Contestó Maurice.
Maurice se sentó y al minuto apareció la mucama para tomarle el pedido.

Ambos siguieron charlando y mirándose, sobre todo Ivette, que recordaba perfectamente toda la historia de la transformación a la que se habían sometido. Por el contrario, las constantes sesiones en el inversor, habían invadido la mente de Maurice  con esta nueva situación, forzándolo a verse y sentirse como una sissy, por lo que casi no recordaba que hubiera existido un antes.
Siguieron hablando durante el almuerzo, y hasta bien entrada la sobremesa, cuando Ivette dijo:
– Eres una belleza de látex, la mejor que he visto en esta posada… – Hizo una pausa –  ..Me encantaría continuar nuestra velada en un lugar no se, mas privado, te gustaría?-.
Maurice, que había sido entrenado para ser una escort, esperaba exactamente eso.
– Por supuesto, me encantaría!-.respondió y ambos se fueron caminando juntos.

Durante el trayecto, Ivette, sentía un irrefrenable deseo de hacerle el amor a esa hermosa mujer. Iba caminando con cierta inquietud, ya que el pantalón de equitación de látex que llevaba, dejaba ver claramente la rígida erección que tenía y le avergonzaba.
Por el contrario, Maurice estaba de lo más exultante, contoneándose al caminar y haciéndole caricias a Ivette mientras caminaban buscando producirle exactamente eso. Estaba excitado y sentía un cosquilleo húmedo en su vagina. La sola idea de sentirse penetrada por ese falo negro lo hacía estremecer de deseo.

Al llegar a la habitación, cerraron las puertas y se quedaron frente a frente, mirándose  fijamente a los ojos.
Maurice se mordió el labio inferior en clara muestra de que estaba en llamas. Ivette le tomó las manos con fuerza y la arrinconó contra la puerta, dejándole los brazos en alto y propinándole un beso de lengua.
Maurice la besó con ansias y comenzó a gemir.
Ivette siguió besándola, le bajo el bretel del vestido y comenzó a acariciarle los pechos, para luego pellizcarle uno de sus firme pezones.
Maurice gimió aun más. Por alguna razón que no entendía sentía que estaba realizando un sueño.
Ivette le bajo el cierre del vestido y este cayo hasta el piso, dejando al descubierto el corset que le daban esa figura tan sexy a Maurice. Con sus dedos le tanteó la vagina y notó que estaba increíblemente húmeda. Hundió sus dedos en ella y luego se los llevó a su boca. No era flujo real, sino un lubricante, pero de todos modos fluía desde el interior como si lo fuera. Maurice no podía contenerse más y empujó a Ivette hacia el centro de la habitación.
De un plumazo le bajó los pantalones, pero no se los quitó. Enseguida se arrodilló frente a ella, y mirándola a los ojos, se fue introduciendo lentamente el pene erecto de Ivette en la boca, quien se quedó perpleja.
Esos labios carmesí succionaban en forma increíble. Ivette empezó a sentir un cosquilleó delicioso en el glande, la sensación se esparcía de algún modo por todo su cuerpo. No podía apartar la mirada de esa figura de mujer que le daba placer oral.
No paso mucho antes de que Ivette comenzara a mover la cintura en forma rítmica al compás de la succión de Maurice, quien al tiempo que succionaba apretaba suavemente los testículos de Ivette con sus manos.
Llegó el punto donde Ivette ya no pudo ni quiso contener más su excitación.

Abrió los ojos y la boca y sintió un orgasmo arrollador golpeándola, haciendo que moviera sus caderas rítmicamente mientras el control electrónico en la base de su espalda bombeaba oleada tras oleada de semen fuera de su pene.
Maurice recibió de lleno la carga de semen en su boca y gimió. Sintió ese flujo tibio y viscoso y no dudó en tragárselo de inmediato.
Para sorpresa de Ivette, Maurice literalmente le ordeño y limpio el pene con su lengua, insaciable. Y lejos de detenerse comenzó nuevamente, pero ahora la hizo sentar en el sillón. Tras hacerla eyacularse cuatro veces, Ivette la detuvo.
Solo un rato después, Ivette la hizo recostarse en el sillón y fue directamente con su lengua hacia la vagina de Maurice, comenzando a hacerle una delación.
Éste comenzó a gemir y sujetó sus pezones con sus dedos, apretándolos, pellizcándolos, acelerando aun más su vertiginoso viaje hacia el orgasmo.
Ivette no se detuvo, no podía creer el realismo logrado en los nuevos genitales de Maurice. Siguió con su lengua al tiempo que le introducía sus dedos de látex, hasta que Maurice levantó la cabeza para mirarla, jadeando.
Sus ojos se elevaron al punto de casi quedar en blanco y soltó un grito atronador y agudo mientras su cuerpo se estremecía descontrolado. El orgasmo fue tan intenso que quedó inmóvil jadeando por varios minutos.

Ivette sonrió, estaba realizando su sueño.
Maurice sonrió, estaba realizando un sueño que creía propio, pero en realidad había sido forzado en su mente.

Continuará….

(*) Es un juego de palabras en inglés, ya que mare significa yegua y stud, semental.

3 respuestas to “Capitulo 9”

  1. Ondu Says:

    Muy bueno Gerez! Ya calculo que debe quedar un úlitmo capítulo no? Saludos!

    • Gerez Says:

      Gracias Ondu!!!.
      Asi es, el ultimo capitulo es el 10. Allí temrina la historia, o al menos esta parte.

      Saludos
      Gerez

  2. Ondu Says:

    La estaré esperando! Saludos y gracias por tus historias traducidas! Nos refrescan las fantasías! Ondu

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